¿Y si Ariadna no fuera solamente la compañera del gran dios Diónysos, sino una expresión de lo femenino, más allá del dicotómico
e ideológico par hombre-mujer? ¿Y si Ariadna expresa la actualización de la vida, de los cuerpos, de lo real en sus distintas
manifestaciones míticas, literarias, teatrales, cinéfilas, musicales, plásticas, filosóficas, filológicas, etcétera?
En este libro, Ariadna nombra lo real y lo hace desde un trazo estético, pensante y experiencial de lo femenino en su devenir histórico hasta nuestros días, que cobra sentido en el mundo de la cultura a través de Esquilo, Sófocles, Ovidio, Nietzsche, Marker, Butler, Malabou, entre otros.
Ariadna nos permite no solo ser humanos en movimiento, en trans, sino también romper los límites que nos imponemos a nosotros mismos cuando nos traicionamos y no nos emancipamos de tantas necedades y construimos el laberinto de nuestro propio encierro. Ariadna acontece como ese pudor que nos sana y nos redime. Ella somos todos, yo, los otros. De allí que sea Ariadna queer.