Asesinatos, regicidios y golpes de Estado; guerra civil, mundial y de guerrillas; huelga, rebelión y motín; conspiración, terrorismo de Estado y represión legal o ilegal... La violencia política es poliforme, y por ello debe ser estudiada en el contexto del conflicto social y en las particulares condiciones del régimen político en que se produce. No es una mera disfunción del sistema; no se la puede interpretar vinculándola con la agresividad; tampoco con los daños producidos.
Para evitar esas perspectivas miopes, insuficientes, en Asalto al poder Eduardo González Calleja muestra cómo la violencia política es síntoma y resultado de procesos conflictivos, con factores internos y externos a los grupos en lucha, con componentes estructurales y coyunturales, y desvela el papel que desempeñan los cálculos estratégicos en la disputa del poder. Desde este enfoque analiza las distintas teorías elaboradas por las ciencias sociales para explicar las motivaciones, desarrollos y consecuencias del empleo deliberado de la fuerza en los conflictos políticos.