Domingo Sologuren es un periodista treintañero, sin pareja fija ni casa propia, que lleva el registro detallado de su experiencia sentimental. Su diario se explaya en un repertorio de anécdotas, entre pueriles, románticas y desfachatadas, donde lo vemos recorrer la ciudad en su modesto Volkswagen; pasear por los locales nocturnos de Lima; bailar con lumbalgia; cortejar mujeres en Cuzco, Cartagena y Santiago; conversar con su perro sobre el desamor humano; o reflexionar sobre el sexo, la infidelidad, el despecho y el romance en Internet. Con el dominio narrativo que distingue a su prosa, Renato Cisneros escarba en la intimidad de un personaje que ha sabido hilvanar en un dietario las diversas historias de una misma adicción: enamorar y enamorarse.