Ahora bien, la invasión de todo el espríritu, por la deficiencia o el exceso de un elemento, se revela de tres formas diferentes: por la depresión mental, como en la idiotez o la demencia; por la confusión mental, como en las locuras cuyo distintivo es el delirio o la perturbación general del espíritu; y por el enviciamiento central de las operaciones del espíritu, como en la llamada locura lúcida o paranoia.