En el imaginario popular, Nerón figura como el más malvado de los romanos. Tétricamente imaginativo, a veces escalofriante, a veces hilarante, para Nerón todo estaba permitido. Son famosas sus excentricidades y sus crímenes y sus orgías; la incestuosa relación con su madre, Agripina, a la que acabó asesinando; sus tres mujeres y los violentos finales de todas ellas; el envenenamiento de su propio hermano; las relaciones con sus siervos, criados y amantes; sus composiciones musicales y sus insufribles interpretaciones; el incendio de Roma y la cruel matanza de cristianos; los suicidios provocados de Séneca, Lucano o Petronio? Todo lo que sabemos sobre Nerón procede de las biografías de Tácito y Suetonio, prácticamente contemporáneas del emperador. Tanto el riguroso e implacable Tácito como el más efectista y divertido Suetonio logran trasladarnos al pasional mundo del «príncipe de los excesos», en el que no podemos sino reconocer con asombro la escasa variabilidad de la naturaleza humana. El auge de las novelas históricas en los últimos decenios no se ha visto reflejado en el acercamiento del público a las fuentes antiguas originales. Sin embargo, muchos lectores se sorprenderán de que algunas de esas fuentes proporcionan una lectura tan ágil y entretenida, si no más, que cualquier best seller.