Nuestra mente es mucho más maleable de lo que creemos y, a pesar de que conservamos toda la vida la misma capacidad de aprender que tenemos de chicos, con el tiempo vamos perdiendo la necesidad y la motivación para hacerlo. Así, empezamos a convencernos de lo que no podemos: o somos malos para la matemática, o no nacimos para la música, o no podemos manejar nuestra ira, o nos es imposible superar el miedo. Este libro sostiene y demuestra que, independientemente del momento de nuestra existencia que atravesemos, podemos demoler esas creencias y cambiar ideas y sentimientos, aun aquellos más profundamente arraigados, aprendiendo a conversar. En efecto, la conversación -con otros y con nosotros- es la herramienta más extraordinaria para transformar nuestra vida.