Haba una vez veinticinco soldaditos de plomo, que eran todos hermanos, pues los haban fundido de una misma vieja cuchara de plomo. Llevaban sus rifles al hombro, y miraban en lnea recta hacia adelante, todos esplndidos en sus chaquetas roja s y sus pantalones azules. .Soldaditos de plomo!. fue lo pri mero que estos hombrecitos oyeron en su vida. Un nio, que cu mpla aos, acababa de levantar la tapa de la caja en la que e staban guardados, y al verlos aplaudi con alegra. En seguida los ubic en sus posiciones sobre la mesa. Todos eran iguale s, salvo uno que tena una pequea diferencia. Como era el lti mo que haba sido fundido, y el plomo no haba alcanzado para terminarlo, el soldadito tena una sola pierna. De todas mane ras, ah estaba l, firme sobre su nica pierna, al igual que l os otros, sobre las dos que tenan. Pero esperen y vean: este soldadito los asombrar.