Cuando invocamos a Dios desde la profunda quietud del corazón, con el anhelo puro y sincero de conocerle, de sentir su amor, obtenemos infaliblemente su respuesta. La dulce presencia del Amado Divino se convierte así en la Realidad suprema, que transforma nuestra vida y colma el alma de satisfacción. En este libro, pleno de sinceridad y compasión, una gran maestra espiritual nos demuestra cómo renovar y enriquecer nuestra íntima relación con Dios, entretejiendo la conciencia de la presencia divina en el tapiz de nuestra vida diaria. Dice la autora: Durante mis viajes por el mundo entero, numerosas personas me han preguntado: "¿Cómo puedo darle mayor sentido a mi vida? ¿Existe algo capaz de llenar el vacío y satisfacer ese anhelo inexpresado que siento en el corazón? ¿Dónde encontrar el amor que busco?". En estas páginas yace, en esencia, mi respuesta.