La historia no oficial de los premios de la academia de Hollywood. En la última ceremonia del Oscar, emitir un anuncio de treinta segundos por la cadena ABC costaba un millón de dólares; más de mil millones de personas vieron en directo la entrega de premios; la gala reportó a la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood treinta millones de dólares, y la cadena televisiva obtuvo unos beneficios de veintitrés millones de dólares.
Además, todas las películas galardonadas con un Oscar elevan considerablemente su recaudación de cara a taquilla. Así, en los últimos años, Bailando con Lobos (1990) antes de conseguir sus estatuillas había ganado 186 millones de dólares, para después elevarse hasta los 394. La lista de Schindler (1993) pasó de los 110 millones de dólares pre-Oscar a los 305. Y Titanic (1997) recaudó 700 millones de dólares más de lo que ya llevaba cuando fue galardonada con once premios de la Academia.
Muchos han sido los detractores del premio, comenzando incluso con algunos galardonados como Marlon Brando que lo rechazó en 1972, pero esto se debe a ideales fuera de lugar, a simples enfados infantiles o a elevadas dosis de envidia.
Tampoco faltan las críticas a sus alargadas ceremonias, a la hipocresía de sus premios o al descarado predominio de producciones de habla inglesa. Todo ello rebatible, puesto que las ceremonias suelen ser un imaginativo espectáculo colorista como sólo saben hacer los americanos, los premios se otorgan en función de votaciones de los propios profesionales de la industria del cine y las películas extranjeras siempre han estado muy valoradas en Hollywood.