Son múltiples las razones que llevan a descubrir en el arte primitivo su notable carga de singularidad y fuerza expresiva: la sinceridad creativa, su anonimato, su efectividad y la ausencia de influencias de los cánones de belleza. Estas transgresoras cualidades conectaron con las vanguardias artísticas de principios del siglo XX, que hicieron suyas muchas de sus propuestas y a las que el arte primitivo influyó en los conceptos de impacto visual, volumen y perspectiva.
Al no disponer de lenguaje escrito, las sociedades primitivas necesitaban enviar mensajes en cada una de sus manifestaciones animistas y ello comportaba que la multiplicidad de etnias, a veces incluso muy próximas, desarrollaran una extraordinaria variedad de formas tanto para fines rituales como en los objetos de uso cotidiano.
Además de ser un documentado catálogo de formas del arte africano y oceánico, este libro brinda un análisis de cómo este arte ha podido calar en sus apasionados admiradores, como lo hicieron Vlaeminck, Derain o Matisse, pasando por Picasso y Braque, hasta Matta, Saura, Arman o Tapies.