La poesía de Bernstein hace clic con la inteligencia por su intelectualidad, por su complejidad lingüistica, por su humor, por su sonido orientado hacia la estructura, por no ser suficientemente emocional, por su trayectoria antisentimental, por contener un refinamiento vernáculo que parece provenir del habla de la oralidad, pero que no se había escuchado ahí anteriormente.