Con una inusitada sensibilidad, a través de esta antología de cuentos, observamos a Virginia Woolf en una de las empresas más fascinantes de la literatura: la creación de un personaje de ficción como la señora Dalloway.
Adeline Virginia Stephen (1882-1941), más conocida como Virginia Woolf, es considerada una de las escritoras más estimadas del modernismo anglosajón y una figura precursora del movimiento feminista. El dominio de su técnica narrativa del monólogo interior y su estilo poético de escritura, la llevó a indagar en la psicología de los personajes, urdiendo tramas en las que poco importa lo que se diga o se haga, sino lo que se piensa. Es precisamente en el lenguaje de lo que no se dice donde la escritora de Bloomsbury se inspira para escribir los cuentos de esta colección; y en los que se inspira para publicar una de sus novelas más icónicas, La señora Dalloway (1925). Por ello, Las flores de la señora Dalloway aspira a ser una antología de cuentos que pone en contexto el cambio de rumbo de una narrativa modernista más compleja en manos de una mujer escritora.
¿Es posible que un personaje de ficción como Clarissa Dalloway se haya cruzado alguna vez con Virginia Woolf? ¿Cómo fue el proceso creativo hasta culminar a tan arquetípico personaje? En esta colección de cuentos tan especial se habla a propósito de las andadas literarias de la escritora de Bloomsbury para conseguir personajes «auténticos, verosímiles y convincentes». Y es que, a pesar de entroncar con toda una tradición de plumas modernistas que han dejado constancia de su postu- ra en la literatura, Woolf elige a los personajes de ficción como punto de partida para novelar desde que escribió estos cuentos, y desde ese lugar, nos descubre el entramado psicológico de una fiesta.