Este país de bellezas naturales superlativas, agreste, molesto y hasta desquiciante, es uno de los más complejos de Sudamérica.
El simple hecho de descubrir el camino de la montaña a la ciudad puede ser todo un desafío. Luego están las cumbres, los ríos, las excursiones, la jungla, los descensos suicidas en bicicleta, y las vastas, impenetrables y remotas extensiones que adentran al viajero en una naturaleza salvaje.
Los amantes de las alturas encontrarán aventuras incomparables en sus ásperas cimas nevadas. Diversas rutas de varios días descienden desde los Andes hasta el Amazonas a través de antiguos caminos incas, algo que convierte a Bolivia en uno de los mejores destinos mundiales para el senderismo, mientras que en la oscura Amazonia se pueden realizar travesías fluviales mientras se escuchan los aullidos de los monos entre una biodiversidad imponente.
La riqueza cultural, histórica y espiritual del país con un mayor porcentaje de población indígena de toda Latinoamérica lo convierte en un destino para ver, experimentar y aprender.