El trabajo de Luis Gonzáles Obregón (1865-1938) forma parte, sin duda, del impulso de la enseñanza y las escritura clásicas de la historia: instruir divirtiendo. El historiador erudito, de rigor académico extremo, supo conjugar lo mejor de la literatura y el periodismo costumbrista, romántico y liberal con la tradición oral, hasta lograr una literatura llena de gracia.