Cualquiera puede dibujar un gato; cualquiera puede dibujar una nena o un hombre con sombrero; pero no cualquiera puede hacer que ese gato, esa nena o ese hombre con sombrero sean diferentes a todos los que habíamos visto antes y pasen a formar parte del mundo como si los conociéramos.
Liniers dibuja personajes, y sus personajes son macanudos. Y los dibuja tan bien que son todos lindos; hasta los feos son tan perfectamente feos que son bellos. Solitarios, con una inocencia pop a veces algo perversa, se mueven con elegancia entre la tristeza y el asombro, como actores anónimos de pequeñas películas artesanales de clase B.
Lápices, tintas y acuarelas confluyen virtuosas con la poesía y el absurdo en un mundo lleno de sorpresas.
Cualquier cosa puede pasar en Macanudo.