En los relatos que componen "Maldita sea", el lector navega por el incierto territorio de los sentimientos. Expuestos a su propia fragilidad, a sus dudas, y en algunos casos, al sino fatal que se cierne sobre sus existencias, los protagonistas de estas historias cambian frente a nuestros ojos cual personajes de novela. Y, de este modo, nos hacen experimentar la delgada línea que separa la realidad del sueño, la monotonía de lo infalible, la vida de la muerte.