Pajarito funciona como el gabinete de un coleccionista, un muestrario de pequeños artefactos atesorados por la singularidad de sus detalles, reunidos según una taxonomía muy personal. Percheros que son hombre inmensos, palabras que caen como virutas en un aserradero, árboles que con su fuerza provocan la fuerza del tiempo, un mar contenido en una botella de plástico, sabanas manchadas de secretos; con estos elementos son contadas las historias protagonizadas por hombre y mujeres cuyo carácter no encaja con los fríos horarios de la productividad y las rutas que se encuentran para escapar de ella. Son vívidas instantáneas de soledad y extranjería por las que asoman tanto la fatalidad latente en nuestra vida como la capacidad del lenguaje para dotarla de otros significados.