Un juicio es llevado a cabo para definir el destino de Mersault, el protagonista de El extranjero y el ejemplo por excelencia de hombre absurdo. Este francés argelino, cuya característica principal es su indiferencia frente a todo ámbito de la vida, es el narrador de la obra y el actor principal de dos sucesos trascendentes a lo largo de la novela: el entierro de su madre y el juicio en donde se le acusa de asesinato.
A través de una escritura hipnótica, Albert Camus plasma con maestría a un antihéroe que no es más que el arquetipo de una Europa devastada por dos guerras mundiales, exenta de voluntad, fuerza y expectativas. Mersault representa así el escepticismo, la pasividad y la indiferencia: la apatía total.
Se podría decir que en la obra hay dos grandes jueces: los personajes de la historia y el propio lector, quien cuestionará distintas situaciones y reflexionará acerca de las decisiones y el destino del protagonista. ¿Es condenable la indiferencia? Esta pregunta se presenta camuflada a lo largo de las páginas de El extranjero, pues, a través de una riqueza literaria capaz de embriagar de existencialismo al lector en menos de cien páginas, el autor desliza una serie de planteamientos que ponen en vilo los conceptos generales de la moral: «En nuestra sociedad, un hombre que no llora en el funeral de su propia madre corre el peligro de ser sentenciado a muerte…».
Camus es considerado el padre del absurdismo, corriente filosófica que sostiene que el mundo carece de sentido o de un propósito superior; y, al igual que los existencialistas franceses de su generación, fue un fuerte enemigo de las ideologías totalitarias que alejan al hombre de su propia esencia. Fue por esta convicción por la que rechazó todo tipo de amenazas totalitarias que propusieran una finalidad estricta en la historia.
Albert Camus fue un autor principalmente de ensayos y postulados; sin embargo, produjo teatro, cuentos y, en vida, tres grandes novelas, que le valieron para recibir el premio Nobel en el año 1957: La caída, La peste y El extranjero. Toda su obra literaria está salpicada de tintes filosóficos, pues fue un fiel creyente de que el arte, la ficción y la estética no podían desligarse de la filosofía.
Es importante reconocer el gran aporte de Camus a la literatura y a la concepción del hombre, pues sus escritos han representado un verdadero cuestionamiento a los paradigmas establecidos de la condición humana. En tal sentido, la lectura de novelas como El extranjero representa una exploración por los escabrosos pasillos del alma humana.