Un baúl rojo escondió por años el secreto de una mujer. A principios de los 2000, en la ciudad del Cuzco, Elena y Elisa descubren este baúl y todo lo que esconde tras la muerte de su propietaria, su madre. Se trata de cientos de cartas de su amante, un hombre encarcelado que dice ser inocente y con el que comparte algo en común: un hijo.
Es así como inicia una búsqueda desgastante pero necesaria para encontrar las piezas faltantes que ayudarán a develar la historia completa de su nuevo hermano y el idilio de su madre.
Esta es una obra que narra con precisión algunos de los fenómenos que acontecen con mayor frecuencia en el Perú y acaso en todo Latinoamérica: el racismo, clasismo y machismo. Toda la originalidad de la trama se narra en un entorno lleno de prejuicios sociales, de personajes cuyas decisiones, alimentadas por la discriminación, golpean y cambian la vida de la gente para siempre, y en donde el machismo está a flor de piel, precisamente en los niveles socioeconómicos de clase media y alta. Hablamos de un contexto en el que el apellido, el color y el idioma definen la aceptación con respecto a la sociedad.
Así, pues, tenemos también un gran ejemplo de cómo el racismo es un concepto cambiante y subjetivo, que se construye en función de cada sociedad particular, mas no de una regla general, y, en este caso, intensificado por el conflicto armado interno de la época y la subversión que acaeció en la sierra peruana y en otras muchas zonas del país a finales del siglo XX. Se puede comprender con mayor exactitud el contexto de estos prejuicios con las propias palabras de la protagonista, Elena: «ninguno de nosotros, por más evidencias andinas que mostraran nuestros rostros, nuestras costumbres o nuestro mismo acento al hablar en castellano, nos habíamos sentido indios. Incluso asumirnos como mestizos era algo que se atragantaba, que producía rubores, escozores».
Karina Pacheco, autora de La voluntad del molle, demuestra cómo la mezcla del racismo, clasismo y machismo en Cuzco son los autores del destino lamentable de decenas de personas. Uno puede pensar que estos prejuicios afectan únicamente la autoestima y sentimientos de la gente, pero la obra demuestra todo lo contrario. El mundo de los visibles y los invisibilizados, un concepto de la autora, ejemplifica los dos tipos de realidades en el Perú, a las cuales pareciera que ya estamos predestinados desde nuestro nacimiento, por nuestros rasgos o posición social. Otro ejemplo: la sociedad subterránea de hijos naturales, otro concepto mencionado por Karina, que hace referencia a una práctica ya normalizada por los hombres, a saber, el tener hijos no reconocidos con empleadas de hogar o mujeres de condición social baja, ocultándolos de la sociedad y la familia, familia a la que pertenecen.
¿En dónde queda, entonces, la justicia para estas personas? Personas que no son culpables de nada y parecen culpables de todo. El lector que se adentre en las líneas de La voluntad del molle, podrá juzgarlo por su cuenta, y disfrutar de una trama que atrapa desde el primer capítulo, en una tercera y nueva edición de Seix Barral, con idas y vueltas que lo harán cómplice de su protagonista Elena y su hermana Elisa, ambas mujeres que enfrentan sus miedos y confrontan la nueva realidad que les ha tocado vivir.
Elena no solo lucha contra estos acontecimientos reveladores, sino con una duda que la atormenta por semanas: ¿será ella, también, hija de este hombre encarcelado? Una duda inevitable, luego de revisar las fotos del autor de las misivas, que se encuentran en aquel baúl rojo.
No solo parece un delito ser indio, cholo o mestizo, sino que, paradójicamente, también parece un delito amar a uno. Dejemos que La voluntad del molle hable por sí solo