El dolor me viste todos los días. Me obliga
a secarle las lágrimas. A darle
de desayunar de mi lengua. Se despierta
a las siete de la mañana a alargar su
cicatriz. Me ofrece su cuerpo
magro y desnudo en el primer plato. Escancia sus orines
en las tazas de café. Hace cuchillos
del bambú de mi sala. Me golpea el estómago
hasta vaciar mi pecho en su vaso. Es el espectro
que se esconde debajo de mi cama.
Viene a mí en forma
de una araña que trepa por mi garganta.
Viene como dos rocas que friccionan
con mi corazón al medio. Muerde mi vena
como una garrapata que chupa toda mi sangre
Que me defenestra de mi cuerpo
dejándome hecha un cascarón
en el medio de la sábana.
Ariana Cortez
@gatopeniwai