Leer a Stefan Zweig nos adentra en el imaginario de un hombre que experimentó una serie de acontecimientos que marcan profundamente a cualquiera. Es quizá esta la razón por la que muchas de sus novelas exploran el sufrimiento, la angustia y el dolor humano. Desde los miedos de un niño que se enfrenta a su madre hasta los temores de un preso de guerra, leer a Zweig es conocer las distintas perspectivas de la naturaleza humana.
No es ajeno a este orden la obra Mendel el de los libros, un relato corto escrito por Zweig a sus treintaiocho años, el cual narra la historia de un inmigrante judío ruso, librero de profesión, famoso por poseer una memoria enciclopédica. La obra es contada desde los recuerdos de uno de sus clientes, un joven estudiante que llega hasta él por recomendación de un amigo, y que no puede dejar de sorprenderse ante la erudición bibliográfica del viejo Mendel. Ahí se inicia un melancólico y trágico relato, cuya brevedad no le quita maestría, y cuya opresiva realidad termina llevando al lector a los campos de concentración de las épocas del Imperio Austrohúngaro, mostrándonos los estragos causados por la primera guerra mundial.
Al margen de la tristeza impregnada en la obra, el escritor logra demostrar un hecho impactante, a saber, cómo los conflictos creados por el hombre —en este caso, la guerra— pueden quebrantar el espíritu de cualquier ser humano.
Zweig, austríaco y de ascendencia judía, llegó a ser el escritor más traducido del mundo en el período de entreguerras. Es conocido por su versatilidad literaria: escribió teatro, poesía, ensayos y fue sumamente reconocido por sus biografías y su autobiografía, la monumental obra El mundo de ayer. Muchos de sus escritos fueron vetados en distintos países de Europa, como, por ejemplo, en la Italia de Mussolini (a través de las leyes raciales fascistas) en 1936, o por el mismo régimen nazi de Hitler ese mismo año. Estos sucesos impactaron notablemente en el cuerpo de sus obras.
Mendel el de los libros es una excelente forma de introducirse en el autor: una historia breve y sumamente potente que no deja de esbozar la amargura de muchas de sus vivencias, propias de un autor con convicciones antibélicas y antinacionalistas.