AIlja Leonard Pfeijffer (Países Bajos, 1968), el autor y el protagonista de este monumento al Viejo Continente que es el Grand Hotel Europa (Acantilado), le gustaría preservar de las masas y las perturbaciones de la economía globalizada las vetustas instalaciones que ha elegido para poner en orden, y sobre papel, su amor truncado cuando se preparaba para escribir un libro sobre la decadencia de Venecia.
No conocemos la ubicación del misterioso hotel, cuyos empleados y huéspedes son aún más enigmáticos y estrafalarios, solo sabemos que su código postal es europeo, como así se identifica el escritor abatido por un desamor y que arrastra otro pesar compartido. «No quiero, al igual que este hotel donde me encuentro y el continente que le da nombre, llegar a la conclusión de que lo mejor de mi vida ha quedado atrás, y que lo único que me ofrece el futuro es seguir viviendo para siempre en el pasado», manifiesta el protagonista.
Las incursiones mercantiles de las grandes fortunas asiáticas y orientales, capaces de comprarlo de todo, sin escrúpulos para plagiar lo genuino, unidas a las hordas de turistas que invaden las viejas calles adoquinadas, impregnan de pesimismo las reflexiones del escritor en sus diagnósticos y vaticinios sobre el continente que abraza a los turistas y repele la inmigración que llega por el Mediterráneo.
El tema que aborda es polémico, ¿acaso lo correcto sería que solo las élites pudiesen viajar y disfrutar de los encantos continentales? ¿Hay que renunciar a las oportunidades extranjeras? Es su expareja quien le responde en uno de los últimos flashback del libro. Su argumentario puede ser certero, pero peca de egoísta.
Grand Hotel Europa es un diálogo que invita a pensar, pero también a soñar y a saber. Ocupa 700 páginas, puede que extensas para algunos lectores, pero es un gran viaje por el pasado, presente y futuro de Europa con paradas en Malta o Abu Dabi y persecuciones en busca de la verdad sobre el último cuadro de Caravaggio o acerca de la anciana propietaria del hotel, un dispendio de cultura, arte e historia envueltas en metáforas, ensayos y conversaciones que entreveran ironía y fantasía. Además, al final, el desánimo deja paso a la esperanza. A las segundas oportunidades.
Fuente: La Voz de Galicia