Martín Santomé es, quizá, el protagonista más querido por los lectores de Benedetti. De alguna manera su pasado nos conmueve. Es un hombre viudo por más de veinte años. Tiene tres hijos, uno más difícil que el otro. Cuenta con un trabajo de esos que a nadie le motiva mucho. Entonces decide escribir un diario a puertas de cumplir cincuenta años, documentando los días restantes para llegar a la edad necesaria para jubilarse.
Ese diario tan íntimo resulta envolvente para cualquier lector. No cuenta nada extraordinario. ¿Qué de extraordinario tendría un sujeto dedicado a la contabilidad, con el mismo trabajo hace más de dos décadas, con una rutina de lo más predecible? Todo eso cambia cuando ingresa a su departamento laboral la trabajadora Laura Avellaneda, mucho menor que él.
Benedetti narra una historia que demuestra que la vida tiene la capacidad de volverse, en un abrir y cerrar de ojos, interesante, repentinamente alentadora; porque muchos somos Martín Santomé; no por enviudar ni ser padres solteros, sino por la facilidad con la que nos acostumbramos a la tan impuesta rutina de la vida. Los horarios de oficina, las cuentas y las deudas, los escasos días que parecen minutos a la hora de disfrutar de unas vacaciones. Robarle horas al sueño, a la vida misma, son cosas a las que nos acostumbramos cuando nos agobia la rutina. Pero cuando llega una Avellaneda a nuestras vidas, parece que todo cambia.
Nacido en Paso de los Toros, Tacuarembó, Uruguay, Benedetti se muda a Montevideo luego de una estafa a la familia. Su padre, así como su único hermano, el menor, se dedican a la farmacéutica. Él, más bien, prefiere las letras. El ensayo, el teatro, la poesía, la narrativa con sus cuentos y novelas, y hasta la música, demuestran el perfil multifacético de un hombre modesto. Vivió exiliado en distintos países de América Latina debido a su posición política tras el golpe de Estado en Uruguay de 1973.
Un buen acercamiento no tanto a su obra sino a su esencia como persona, está documentado perfectamente en una entrevista de más de una hora realizada por Joaquín Soler Serrano en 1978. Muy recomendable.
Benedetti es aclamado también por sus libros de cuentos, siendo uno de los mejores el famoso Montevideanos.
Como yo lo veo, La tregua no es solo una corta novela de amor, de una vida atacada ferozmente por lo predecible, sino es, más bien, una perfecta manera de encontrarle un sentido a las cosas por más común que nuestra existencia sea.
Por eso mismo creo que todos, de alguna manera, somos Martín Santomé.
