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22 MAY

Una trilogía antológica

por Diego Nieves
Una trilogía antológica

Paul Auster ha fallecido el 30 de abril del presente año. Su obra, aclamada internacionalmente, ha sido muy variada, llevándonos desde la novela policial hasta la poesía o el ensayo. Sin duda, el libro que catapultó su fama a mediados de los ochentas es La trilogía de Nueva York.

 

Sobre la trilogía, es difícil precisar, al menos a mi forma de verlo, si se trata de una o tres novelas. La obra se vende a la fecha en un solo libro, dada la extensión de las novelas, todas cortas, pero en un inicio los tres escritos fueron publicados por separado. Los dos primeros—Ciudad de cristal y Fantasmas— en 1985 y el tercero —La habitación cerrada— en 1986. Al castellano no llegarían sino hasta 1997 por el sello Anagrama.

 

La trilogía ronda sobre lo detectivesco, abriendo con Ciudad de cristal. Quinn, un escritor de novelas policiales que vive en solitario, recibe una llamada a su apartamento. Una voz le pregunta con desesperación si se comunica con la Agencia de Detectives Paul Auster. Ante la negativa de Quinn, argumentando que él no es Paul Auster y que le han llamado a un número equivocado, la conversación cesa. Pero no tarda en volver a recibir la misma llamada días posteriores. La soledad, el tiempo libre y su afán por lo detectivesco exhortan a Quinn a hacerse pasar por ese tal Paul Auster y aceptar el pedido de quien llama: resguardar la seguridad de Peter, un joven adulto traumatizado por su padre, quien acaba de salir de prisión.

 

Fantasmas es casi un relato por su extensión, también policial y protagonizado por un triángulo: Azul, detective encargado de buscar a Negro y no perderle el rastro, pedido solicitado por Blanco. Similar al caso de Ciudad de cristal, existen consecuencias psicológicas por esta suerte de convivencia visual entre Azul y Negro. Lo mismo ocurre con el detective “Paul Auster” (Quinn) de Ciudad de cristal, por no perderle el rastro al padre de Peter.

 

Sin duda, la obra más lograda es la tercera novela de la trilogía, La habitación cerrada. Es una obra muy introspectiva narrada en primera persona, en la que Auster da rienda suelta a la intimidad del narrador. Hasta este punto, para cualquier lector que ha pasado por las dos primeras novelas, puede no encontrar tanta convergencia en cuanto a una trilogía. Pero es con La habitación cerrada con la que se consolida todo, hilvanando sucesos, ideas, personajes y hasta el origen de la trilogía.

 

La trilogía de Nueva York, a mi parecer, es una obra que va en ascenso y alcanza su punto máximo con la tercera novela. El perfil policial, en cuanto a forma, es interesante y logrado. Sin embargo, no es esto lo que hace de la trilogía un gran trabajo; es ese estudio del interior de los protagonistas, del ser humano ante las dudas, las certezas y los miedos que aquejan sus profesiones, sus vidas familiares, personales, sus mayores miedos. Auster esboza todo esto en una trama policial que domina y que permite expresar el fondo de la obra de la mejor manera.

 

Paul Auster es Premio Príncipe de Asturias, ha recibido el doctorado Honoris Causa en dos reconocidas universidades, así como otras grandes distinciones. El grueso de sus obras está disponible por el sello Seix Barral de Planeta, junto a Baumgartner, su última novela, publicada a pocos meses de su muerte. Es, sin duda, uno de los grandes autores de nuestro tiempo.

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