Marcelo González Magnasco y Adriana Farías entrevistaron a Gianni Vattimo en dos ocasiones. La primera fue en 1987, cuando Argentina se encontraba transitando los primeros años del retorno a la democracia. Ya en aquel entonces Vattimo identificaba la posibilidad de una posmodernidad en América Latina con el fortalecimiento de un pensamiento autóctono [...] que no dependa políticamente del extranjero, antes que con un cumplimiento de todas las etapas del desarrollo europeo. Veintiséis años después, entrevistadores y entrevistado se reencontraron para constatar que aquella idea se había materializado en la región durante la última década, para constituirse en palabras de Vattimo en el único lugar donde no se realiza completamente el mandato neoliberal y capitalista de los Estados Unidos, y en una real alternativa a la estructura internacional en que se dan las relaciones exteriores. Pero la generosidad del Vattimo conversador abarca mucho más. En 1987, y como marca del espíritu e inquietudes de la época, se repasa en profundidad el concepto de posmodernidad recorriendo sus cimientos filosóficos, mientras que el 2013 Vattimo se explaya sobre la hermenéutica y la génesis del concepto del pensamiento débil, sin dejar de enfatizar el vínculo que su filosofía tiene con la política como herramienta para trasladar las ideas a realidades que vayan en beneficio de los invisibles. Además de su buen talante habitual, a sus setenta y siete años está dispuesto a contar anécdotas que involucran a Luigi Pareyson, Umberto Eco y Fidel Castro, su relación con la Iglesia Católica, su gusto por el fútbol y las dificultades que ha atravesado tras declararse abiertamente homosexual. Por todo esto, sin duda alguna, las entrevistas que aquí presentamos revisten el interés de documentos históricos que permiten rastrear los desplazamientos de su pensamiento y admirar su coherencia política.