El objetivo perseguido por Bergson de impulsar una nueva metafísica respondía, sin duda, a la necesidad de ese combate que era urgente dar a la actitud anti-metafísica imperante en aquellos tiempos. Pero también, la persecución de dicho objetivo, se hacía eco de un anhelo de espiritualidad presente en la cultura europea, quizás, producto de la saturación generada por el materialismo mecanicista del cientificismo, cuyo determinismo no dejaba margen alguno a la espontaneidad de la acción humana. Es en este contexto, justamente, en que tiene pleno sentido la irrupción de la crítica de Bergson en los ámbitos intelectuales europeos. Sobre todo, si tenemos en cuenta que la meta fundamental de su Ensayo fue salvar la libertad del espíritu de los peligros de la psicología pseudocientífica de su época.