"Durante estos casi cinco siglos de existencia, en Arequipa se conformaron generaciones muy variadas, pero siempre afines entre sí, producto de la buena semilla hispana que permitió el nacimiento de "Una casta de pura cepa", calidad que obliga, indudablemente. Hago hincapié en que la sociedad arequipeña, dentro de sus peculiaridades y singularidades que nos hacen diferentes, siempre mantuvo objetivos plurales en el contexto unitario nacional, como lo suscribe y manda nuestra Constitución, pero conservando la esencia de una singularidad inconfundible, una sociedad especial y solidaria dentro de un país unitario, como corresponde a nuestras normas fundacionales de 1821".
LECA