Aprehender el sentido siempre excesivo de la ciudad, seguir su actual disposición ilimitada; dicho de otro modo, recorrerla por medio de un contacto que circula en esos espaciamientos. Eso no se asemeja a nada, o se parece bastante al movimiento, el de la literatura; pero he aquí un filósofo que pese a todo camina (o circula) y que, a partir de este descenso junto a la literatura (es decir, a la impresión, la descripción), deja fluir su pensamiento como una sucesión de burbujas discontinuas."
Jean-Christophe Bailly