Este segundo volumen de La historia de Genji comprende los últimos trece capítulos (42-54) de la obra. La narración del último tercio de la novela se reanuda tras un lapso de ocho años desde la muerte de Genji. Volvemos a encontrarnos con Karou, hijo tardío de Genji, que según dicen desprende un olor maravilloso desde su nacimiento, y también a Niou, el nieto de Genji. Los dos jóvenes son grandes amigos, pero también serán duros rivales en el amor; primero, con las hijas de un príncipe viudo que vive retirado en Uji junto a sus dos hijas; y luego, con la bella Ukifune, que se encontrará atrapada entre dos pretendientes. La sucesión de amores imposibles y la desdicha que estos acarrean, constituirán el melancólico telón de fondo con el que concluye esta obra cumbre de la literatura japonesa.
Nada se ha escrito mejor en ninguna literatura, dijo de ella Marguerite Yourcenar. Es comparable a los grandes clásicos occidentales como Cervantes o Balzac, dijo Octavio Paz. No es que sea mejor o más memorable o intensa que la obra de Cervantes, pero sí más compleja, observó Borges. Pero esta obra no necesita elogios previos, necesita solamente que el lector llegue a ella y empiece a leerla. Algo inasible le empujará a seguir. Ese algo es su movimiento.
Clara Janés (El Mundo)