1974. Julia Kristeva viaja a China por primera vez en compañía de Roland Barthes y Philippe Sollers. A diferencia de sus compañeros, la joven búlgara no estaba fascinada por la revolución china, pero la impresionaba la lengua y su cultura. A partir de los debates en torno al feminismo, al ritmo de la revolución cultural, escribe la historia antigua y reciente de la vitalidad combativa de esa mitad del cielo que es el segundo sexo en China.
Herederas de una civilización compleja, que este libro retrata en sus grandes momentos femeninos, las mujeres chinas desafían la concepción occidental de la identidad sexual y varias décadas más tarde dejan a la autora perpleja y dubitativa. La única certidumbre: China seguirá siendo un enigma si no comprendemos a sus mujeres. .
El genio de Kristeva intuye la subjetividad afectiva e inconsciente. También el psicoanálisis tiene una China en su interior. Kristeva descubre a las mujeres chinas como Marx descubrió al proletariado.