En este libro los revólveres y pistolas no solo disparan contra gallinazos. También contra detectives, dobles agentes, asesinos a sueldo, narcos y contrabandistas. Por el camino García entra en contacto con el Pentágono, tribus amazónicas, Miami, el tablazo de Sechura, el centro de Lima, y algunas bombas atómicas. El noir de este libro es realmente negro, y digno de su título, y la trama se adelanta varios decenios al Perú del crimen organizado que padecemos hoy. El lenguaje es velocísimo. El final, inesperado.