¿Qué pasaría si cada estación del año, cada hora del día, cada instante fuera el ideal para jugar, para compartir, para crear? En este nuevo paseo a plena luz del día, Lizi Boyd nos descubre que todo tiempo feliz es tiempo libre. Las detalladas ilustraciones de este libro sin palabras conducen tanto al interior como al exterior de una casa, a la calle o al jardín, escenarios con protagonistas singulares cuya actividad va cambiando en el transcurso del día y con el paso de las estaciones. Todo se transforma a los ojos de un buen observador, todo se vuelve ligeramente diferente, tanto en las ramas del árbol, como en las paredes del cuarto de juegos. Cada doble página, de colores brillantes y un fondo que imita el papel kraft, es una invitación a la creatividad, y solo una cosa parece imposible: aburrirse.