Como una constelación que se expande y ramifica, Diego Recoba compone una novela híbrida, documentada y delirante que por momentos es, también, un ensayo sobre arte y política. La trama está tejida por un narrador que no solo intenta construir la complejidad de su árbol genealógico y la historia cartográfica de su barrio, Nuevo París, sino también la descendencia de comunidades olvidadas, así como la identidad de una escritora uruguaya inclasificable que unió, como nadie, arte y vida.