La llegada de los españoles significó para los habitantes originales de Lima un proceso de desplazamiento territorial que no tendría fin y cuyo desenlace sería un irreversible despoblamiento. En La población aborigen en Lima colonial, Mario Cárdenas Ayaipoma detalla las características de esta traumática redistribución demográfica sosteniéndose en un trabajo de fuentes excepcionalmente acucioso.
Las tierras aborígenes, explica Cárdenas Ayaipoma, sufrirían diferentes formas de despojo. El Cabildo de Lima tendría un papel medular mediante la masiva asignación de propiedades rurales como retribución a los conquistadores por sus servicios militares. Los escribanos y jueces también participaron activamente de la transferencia de terrenos agrícolas. Implementaron una especie de saqueo a través del uso malicioso de instrumentos como la compraventa, el arriendo y el concierto, carentes de sentido en el mundo ágrafo prehispánico.
Las reducciones fueron otro pilar de la política de apropiación del suelo, al tiempo que garantizaban trabajos gratuitos y tributos a expensas de los requerimientos de descanso y salud de los indios recluidos en ellas. Al suponer el aislamiento espacial de la población indígena, facilitaron de paso el control de las rebeliones, algunas de las cuales el autor examina. Cárdenas Ayaipoma presta especial atención a la reducción conocida como Santiago del Cercado.
Todas estas condiciones, detalladamente examinadas en La población aborigen en Lima colonial, forzarían a las comunidades nativas del Rímac a incorporarse, bajo términos de absoluta inferioridad, al nuevo ordenamiento de oficios y servicios implementado con la fundación de la Ciudad de los Reyes. Con todo, no podría evitarse su dispersión y finalmente su licuefacción como unidad étnico-cultural.
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