"Di Paolo asume a Bartleby y a Ahab, simultáneamente, como símbolos, lugar de enunciación y objetos de contemplación. Identifica en ambos dos límites del espectro humano que su poesía explora, confrontando y fundiendo a ambos personajes con una lírica concisa y evocativa. La inserción de estos no es gratuita: la exhaustiva exploración de las actitudes de ambos son la piedra de toque del poemario.
La silla en el mar del título, ese espacio híbrido entre la sutil resistencia de Bartleby y la ambición vengativa de Ahab, es el espacio que Di Paolo ocupa para escribir sus poemas, y es el lugar que nos invita a ocupar para evaluar nuestras propias ambiciones o simplemente para contemplar la ciudad desde la ventana de nuestras oficinas."