Roger Santiváñez, el poeta más representativo de la llamada generación del ochenta y sobreviviente de aquella década convulsa, vuelve con el segundo tomo de sus memorias, dedicadas a desentrañar esos años en que el Perú se debatía entre un conflicto fratricida y una decadencia social e institucional que por un momento pareció no tener fondo. En Camarada bailarina la atención está focalizada en las relaciones que los artistas de su camada mantuvieron con la banda terrorista Sendero Luminoso y las dudas y motivaciones que el autor tuvo frente a las huestes de Abimael Guzmán, pero también se pierde en los intrincados laberintos de su evolución literaria, coronada con Symbol, su poemario más renovador y el que mejor aprehendió la esencia de esa etapa de barbarie y exaltación.
Crónica de una interminable incursión infernal, expresión autobiográfifica del desenfreno y de las tentaciones del dogma exterminador, este libro constituye una de las confesiones más descarnadas, honestas y vibrantes que nos ha regalado un escritor peruano. Estamos ante un testimonio de parte excepcional.