«Parra tiene ese talento para urdir narraciones pegadas a la realidad política e histórica y a la lengua hablada de su país que parece un don particular de los escritores peruanos. Viene de Arguedas y del Vargas Llosa imborrable de La casa verde y Conversación en La Catedral, pero forma parte de una generación que ha reciclado esos aprendizajes en una especie de vocación colectiva de contar el ahora mismo y el ayer reciente del país en novelas que tienen una veracidad y un arraigo de crónicas y al mismo tiempo un extraordinario vuelo narrativo».
Antonio Muñoz Molina (El País, 2015)
«La exigencia política e histórica de Parra camina en paralelo a su exigencia literaria. La cita con la que se abre el libro está sacada de las Memorias del subsuelo de Dostoievski: Somos criaturas muertas al nacer y hace tiempo que nacemos de padres no vivos. La historia, los estratos de tierra, los fantasmas, los muertos en vida, los de abajo
Ninguna corrupción es mágica. La pobreza engendra debilidad y una forma de violencia que no se encamina en una dirección transformadora. En Los niños muertos Parra es un escritor sensible, certero y valiente».
Marta Sanz (El País, 2016)