'Cuando se usa la primera persona, hay una delgada línea entre la seducción y lo insufrible. Desde hace tiempo sueño con traspasar un poco esa línea, escabullirme de pronto hacia el otro lado y estirar el límite de lo que se supone es una conducta aceptable en la primera persona, acentuando, como si se tratara de un tinte, el carácter abyecto de mi narrador, sólo por el placer de vivir peligrosamente.' El ensayo es un paseo, o mejor, una deriva, es decir, una excursión azarosa, imprevisible y llena de riesgo a través de zonas poco exploradas del pensamiento. Ya sea a caballo como Montaigne o a pie como Nietzsche, su impulso es alejarse de cualquier servidumbre mental, callejear lejos de casa en busca de una idea propia. Esta es una colección que busca recuperar los atributos originales del ensayo (la digresión, la plena expresión individual, el humor, la imaginación y la resistencia frente al saber pragmático) para rescatarlo de la indigencia académica y la prosa enlatada del mercado que lo han tomado por rehén. En la colección Derivas, el ensayo vuelve a ser el vago de los géneros: libre, ocioso y errabundo, su única finalidad es perderse. Si el ensayo, tal y como lo concibió Michel de Montaigne, es una aventura peligrosa hacia el interior de uno mismo, Phillip Lopate (Nueva York, 1943) es uno de sus expedicionarios más osados e impúdicos. Después de trazar el linaje del género en The Art of the Personal Essay, quiso reflejar su defensa de la primera persona como eje de la escritura en Retrato de mi cuerpo, una colección de ensayos autoescarnecedores e incisivos que, a la manera de un rompecabezas, van descubriendo el lado oculto de su personalidad, pero sobre todo, de esa encarnación perturbadora del yo que es el propio cuerpo. Sin temor a poner el dedo en la llaga de sus peores defectos (o de los demás), Lopate hace la disección de sus aficiones ganadas y perdidas desde callar a la gente en los cines hasta el cultivo de una soltería empedernida a través de un desconcertante desapego, no exento de humor, propio de los anatomistas profesionales. De su retrato podemos inferir que practica un judaísmo crítico, tiene una secreta predilección por las calles de Greenwich Village y ha descubierto en las salas de cine una extraña forma de meditación. De Phillipe Lopate hemos publicado también el primer volumen de la colección Versus: Contra la alegría de vivir.