No es posible recorrer la literatura peruana sin encontrarse con la figura notable de Palma, como tampoco es posible recorrer la historia, ni la realidad política del Perú del siglo XIX, sin ver aparecer, por algún rincón de su turbulencia y agitación, a este irónico, risueño, burlón pero comprometido comentarista y actor de la vida nacional. Expresión decantada de lo peruano, de su humor, de su particular escepticismo, de su irreverencia y de su patriotismo exaltado, alcanza Palma, en su retrato de personajes, acontecimientos y ambientes peruanos, una universalidad que lo convierte en un clásico de las letras castellanas. Como los grandes humanistas de la historia, Palma fue múltiple y diverso, poeta, dramaturgo, lexicógrafo, periodista, político, bibliotecario, vocero de la conciencia nacional y, al mismo tiempo, acerbo critico de ella. Palma es, por la conjunción de una vida integra y una obra imperecedera, hito indiscutible de la vida peruana. Símbolo y representante, síntesis y resumen. Vive hoy entre los peruanos, con la misma intensa presencia que tuviera hace cien años. No hay figura más emblemática de la cultura peruana.