Antonin Artaud (1895-1948) es uno de esos turbadores personajes de la poesía y el arte contemporáneo al que nunca podremos clasificar ni juzgar con ecuanimidad. Considerado uno de los grandes «escritores malditos» del siglo, su labor entre los hombres fue la de explorarse a sí mismo, una aterradora, obsesiva e implacable búsqueda de la verdad intrínseca que le llevó a los estados más calamitosos de abandono vital, de debilidad y autodestrucción. Estos tres libros, fundamentales en su obra poética, son contemporáneos a sus primeros contactos con el surrealismo francés y están marcados por su alucinante filosofía.