¿Qué diría el escritor César Vallejo si viera Los heraldos negros traducido al quechua? ¿Qué diría, exactamente, si escuchara, en quechua, «Los dados eternos», «Idilio muerto» o «Espergesia»? ¡Sin duda, se alegraría muchísimo!
Algunos dicen que César Vallejo pensaba en quechua sus poemas para luego escribir en español, también denominado castellano, atendiendo a su dialecto de origen. No obstante, esta aseveración no es cierta: por lo menos, en Los heraldos negros, no es verdad. Al leer el mencionado poemario, no es posible encontrar aspectos de la racionalidad andino-quechua, sino, más bien, mucho de la racionalidad judeocristiana, como de la mitología germánica y otras de Occidente. Ahí están vocablos como Atila, Jordán, crucifixión, Babel, Jesús, Osiris, etc. Los mismos tropos son propios del mundo judeocristiano, como, por ejemplo: «De alguna fe adorable que el destino blasfema». Hay algunos términos quechuas y otros pertenecientes a otras lenguas originarias del país en la división que corresponde a «Nostalgias imperiales», «Terceto autóctono» y «Canciones de hogar». Estos vocablos son coraquenque, Manco Cápac, tahuashando, tayanga, huayno, Menochuco, capulí, paca-paca. Incluso los mencionados poemas de referente andino están escritos bajo la percepción occidental. En el mismo poema «Los pasos lejanos», se hace alusión a la huida de Egipto. Eso es fácil de comprobar al leer detenidamente al momento de traducir al quechua. El epígrafe que usa Vallejo al inicio de «Los heraldos negros» es una típica expresión latina: «Qui pótest cápere capiat» de El Evangelio. Asimismo, no debe olvidarse que el hogar y la familia de César Abraham eran profundamente católicos. Otra razón es que, en Los heraldos negros, no hay presencia de los procedimientos cognitivos de la poesía oral quechua: yanatin y palqantin. Finalmente, los poemas que integran Los heraldos negros pertenecen al Modernismo, movimiento literario liderado por Darío que describía mundos exóticos. No obstante, aun siendo así, Vallejo sigue siendo un gran vate, el bardo universal. En quechua o en cualquier idioma, los poemas de Vallejo siempre sacuden el corazón al lado más humano, como ocurre con todo gran y verdadero poemario.
Niel Palomino