La carta al padre ya es todo un género literario. En este primer libro de Eduardo Halfon, o como él lo llama, su primer llanto, el narrador se dirige a ese padre rígido e hiriente en una y no es casual que esta misiva envenenada se llame Saturno. El planeta que rige el temperamento melancólico está asociado con la agresividad del padre hacia su progenie -nunca dejará de inquietarnos la imagen de Saturno devorando a su hijo pintada magistralmente por Goya-, pero también es ese mismo humor el que se vincula con el arte y la filosofía. Desde la pregunta aristotélica ¿Por qué todo ser excepcional es melancólico?, este temperamento ha considerado al mundo desde la perspectiva de su ruina, y desde ahí se alza la voz singular de la creación.